Tuesday, March 18, 2008

El viejo

A penas tenía yo tiempo para comer un bocado y seguir corriendo para las canchas de 70 donde me esperarían mis amigos para jugar básquet.

Si me senté en el sofá fue solo porque Mima aún no tenía preparada la comida.

El resplandor del mediodía que entraba por la puerta de la sala se atenuó un poco para indicar que alguien venía. El ruido inconfundible de unos pies que se arrastraban por el pasillo precedió a la imagen encorvada del viejo. Inseguro llegó al umbral de la puerta y preguntó por mi padre. Tendría unos 80 años. Ya lo había visto otras veces, pero nunca me había dado cuenta de lo blanca que tenía la barba.

Le dije que no estaba. Se sentó a mi lado a esperar a mi padre. Era obviamente un pretexto para escaparse del calor de la calle.

Yo no le hubiera hecho caso alguno si no hubiera sido porque luego de unos minutos, sin ton ni son me dijo:

- No se puede tener miedo. – Me viré a mirarlo y ya iba a preguntarle: “¿Miedo de qué?” cuando continuó sin hacerme caso:

- Yo perdí a la mujer que quería por falta de valor. – Me entró una sensación de angustia ante aquella confesión inesperada, pero me defendí en seguida. “¿Y a mi que carajo me importa eso?” pensé. Pero el viejo siguió imperturbable:

- No tuve el coraje de llevármela. Y ella se fue con otro a los pocos meses. – Y yo no encontré nada que decir. Me molestaba aquel viejo y su lamento, pero no sabía como quitármelo de arriba. Ojalá que Mima me llame para almorzar. Ojalá que llegue mi padre. Ojalá que llueva café. Pero no pasó nada de eso. Al contrario, el viejo siguió barbullando impunemente su arrepentimiento sobre mi inocencia de 13 años.

- ¿Tu tienes novia? – Me preguntó muy bajito virándose hacia mí y mirándome a los ojos. Me hubiera sido bastante fácil fingir que no lo había oído, pero le respondí que si, aunque técnicamente no era cierto. Acabábamos de pelearnos como hacíamos casi siempre al terminar el turno de la mañana. Así me era más fácil escaparme a jugar básquet en lugar de ir a estudiar con ella. Por la tarde pasaría por su casa y volveríamos. Le dije que si.

- ¿Y la quieres mucho? - Le dije que si.

- Pues tienes que cogerle el culo. – Me dijo y se paró de pronto.

Fue en ese preciso momento que Mima me llamó para almorzar y no tuve que ver el par de lágrimas cayendo de sus ojos azules.

7 comments:

A Cuban In London said...

Al, muy buena historia. Me recordaste la película 'Little Miss Sunshine' con el abuelo diciéndole al nieto lo que tenía que hacerle a las mujeres.

Gracias, Al.

Saludos desde Londres.

Yo soy Medea said...

Pero a esa edad...? y tu que pensaste?

lola said...

Caramba con el viejito. :))

Al Godar said...

Cuban,
No he visto esa pelicula, pero es un tema bastante recurrido. Y no solo los abuelos. Muchos tratan de ayudar a los adolescentes a empezar. Quizas por el hecho de que muchos hemos tenido tropiezos y queremos evitarselos a los que vienen detras.
Medea,
Yo siempre he tratado de seguir los consejos de los mayores. La misma sugerencia la he oido tantas veces en mi vida...
Lola,
Parece que el viejito era un fracasado, o sea, con más experiencia que los que triunfan.
Gracias a tods por la visita y los comentarios.
Al Godar

Aguaya said...

No habrás podido dormir tranquilo ese día, eh? A que no ganaste en el básquet... :)

Al Godar said...

Aguaya,
A los 13 años los varones nos autoabastecemos de fantasias sexuales.
Nada que nos impresionara llegaba a la noche.
Saludos
Al Godar

Güicho said...

Sabio viejito!

Al, te estás pasando para el juego duro... ;-)

Saludos!