La tarea.

Ya eran casi las cinco de la tarde y el sábado corto se acababa.
Sentí el ruido de un carro en el parqueo. Una tiñosa, pensé.
Un minuto más tarde sonó el teléfono.
-Te buscan. - Dijo secamente La China.
Salí al pasillo y vio a un tipo sentado en la recepción ojeando una agenda roja. Era funcionario que nos atendía por El Municipio.
- Tenemos la orientación de movilizar dos compañeras de esta unidad para una tarea. Tienen que estar a las cinco y cuarto en el parqueo de la Bombonera, frente al Cenic. Allí van a recogerlas los camiones.
Me quedé un instante pensando y el tipo remató.
-¿Está claro?
-Si compañero. -Le dije. – Pero tú sabes que a esta hora es difícil
- La actividad va a durar una media hora y luego los camiones distribuyen a la gente en sus barrios. Van a llegar a sus casas más temprano que si se van para el paradero de la Lisa a esperar las guaguas. No puede haber incumplimiento.
Escribió algo en su agenda y se fue. Yo me quedé aturdido.
En eso la gente empezó a bajar las escaleras. Maritza y Betty venían primero.
Estiré la mano y cogí a Betty por el brazo.
- Si, me dijo. Ya oímos desde allá arriba. Yo voy con Maritza a ver si le consigo un marido. Tu sabes que El Cuqui está p’Angola. Además, esta vez si que el televisor no me lo quita nadie...