E problema laboral en Cuba es particularmente difícil. Obviamente no es el origen sino la consecuencia del fracasado experimento: el aprendiz de brujo, el papalote que se va a volina, etc…
Pero no es solo un problema de Cuba. Aquí también cuecen habas.
Tanto allá como aquí muchos no trabajan por falta de estimulo.
Allá porque de todas formas vas a vivir miserablemente.
Acá, porque la ayuda social es tan generosa que equivale o sobrepasa a un empleo mínimo.
En ambos casos es dañino para todos.
Tan desmoralizante es sentir que no te reconocen tu esfuerzo y no te pagan lo justo, como la seguridad de que vas a recibir un cheque sin trabajar.
¿De donde va a uno a sacar fuerzas para levantarse todos los días con el cuerpo adolorido, la barriga pegada al espinazo y el cerebro embotado de consignas huecas a enfrentarse con una masa pestilente y agresiva en un camello, para llegar tarde al trabajo y encontrarse que no hay nada que hacer porque se fue la corriente o no llegó la materia prima…? (Claro: por culpa del imperialismo!)
¿Cómo sacudir la morriña y salir de debajo de las frazadas calientitas para poner los pies en el piso frío y echarse a la calle a menos veinte a recorrer pizzería tras pizzería a suplicar que te dejen trabajar repartiendo pizzas o lavando platos para ganar lo mismo que ahora recibes en el correo sin soltar la maneta del Playstation?
Allá los grandes timoneles se abrogan el derecho de obligarnos a disfrutar de la acción redentora del trabajo ennoblecedor.
Acá la impenetrable madeja proteccionista pone un peso demasiado grande sobre la frazada.
Acá al menos uno sabe que si luchas fuerte puedes llegar a un trabajo mejor y escaparte de la ignominia.
Pero no es fácil.
1 comment:
En Alemania pasa igual que en Canadá, y se han convertido en un serio problema las ayudas estatales proteccionistas.
Otro problema es la edad: la población envejece cada vez más y hay menos jóvenes y nin~os que en futuro pagarán con su trabajo las pensiones de los que entonces estarán jubilados. La edad de jubilación actual anda por los 67 an~os. Hay políticos que quieren subirla (!!!) hay otros que quieren bajarla (!!!). Lo cierto es que el problema es sumamente complejo y que no hay tampoco el estímulo requerido en muchos casos.
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