Wednesday, October 31, 2007

El majá y la jutía

Allí estaban enroscados el majá y la jutía condenados a muerte.

La jutía paralizada en parte por el miedo y en parte por aquella saliva babosa que la sofocaba, chillaba tratando de intimidar al predador.

El majá prácticamente incapaz de moverse abrumado por el peso y el volumen de tan formidable presa siseaba tratando de seducirla.

Entonces bajó la tiñosa, casi puede decirse que con gracia y se posó en una roca a pocos pasos de los contendientes. Los miró primero con el ojo izquierdo y luego con el derecho. Se acercó un poco más como para cerciorarse de que ninguno de los dos podía moverse. Cuando ya los tenía a su alcance, lanzó un picotazo formidable y arrancó un pedazo de carne grasosa del lomo del majá. Mientras la tiñosa engullía su bocado sin prisas, la jutía, que talvez sintió disminuir la presión de las mandíbulas del majá, hizo un ultimo esfuerzo por zafarse. No lo logró. Al contrario, en uno de esos brincos su cabeza, fue a caer precisamente bajo el pico de la tiñosa. Poco a poco, cada uno fue pagando en impuesto un pedazo de su cuerpo a la tiñosa.

Cuando dejó de oírse el siseo y los chillidos y ya no quedó aliento ni bocado digno en ninguno de los dos, la tiñosa se fue al arroyo a limpiar su pico.

Jalogüin.

Hoy fuimos a buscar caramelos.

Es Halloween.

La gente se disfraza y sale en manadas a la calle con un cubito o una jaba a pedir caramelos de casa en casa. Mariposas, fantasmas, esqueletos, spidermans, piratas del caribe, osos, perros de peluche y perros de verdad que los niños arrastran con cordelitos de colores. Algunas niñas gordas disfrazadas de niñas gordas con batas de niña.

Muchos van en maquinas. Los niños y los adultos más osados se bajan en la esquina y van caminando de casa en casa hasta la otra esquina. Los carros van escurriéndose entre la gente que se desparrama por las calles y los jardines. En este pueblo apenas hay aceras y donde hay aceras no dan caramelos. Apenas se podía avanzar por las calles.

Las casas están decoradas con fantasmas, telarañas, muertos, calabazas y luces de colores. Algunos ponen música. Otros ponen grabaciones de aullidos de lobos y otros ruidos similares. Luces estroboscópicas, flashes, humos, pitos, matracas, barritas fosforescentes… fiesta.

Lo que normalmente es un pueblo muerto a esta hora, hoy era un hormiguero.

No todas las casas dan caramelos. El que no quiere participar simplemente apaga la luz del portal y no pone decoraciones, pero creo que la mayoría de la gente disfruta el alboroto. No es una actividad muy lucrativa para los que dan los caramelos. Tienen que gastar dinero en comprar los caramelos y las decoraciones. Solo los niños salen ganando.

Mi hijo regresó a casa con una jaba de caramelos como de cinco libras que le dura hasta el año que viene.

Es otra muestra que rompe el mito de que las sociedades de consumo son despiadadas.

¡Cuanto amor por los niños!

¡Cuánto me gustaría ver esto en Cuba!

Tuesday, October 30, 2007

El sueño

Un día en la vida.

Te despiertas y cruzas las manos detrás de la cabeza

clavas con desgano la mirada en el techo

y aún con la sábana tapándote hasta el pecho

todo aquel sueño retrocede despacio y te embeleza.

Ese sueño inusual te ha molestado

Puedes recordar lo que en realidad aún no has vivido

y con esa divina energía que en tus años arde

saltas de la cama, no solo porque se hace tarde

sino para alejarte del sueño prohibido.

Y llegas a nosotros, más seria que otras veces

nos dejas, por cualquier cosa con esta sensación de culpa

porque hoy estás tan sensible

tan dura e irritable, impredecible

victima del sabor de la pasión oculta.

Un día sin vivir, perdido y malgastado

y aunque sabes que aún dejas algo sin hacer

te vas desafiante un poco antes de que den las cinco

para dormir temprano, e ir a buscar el sueño con ahínco

Porque sabes que hoy tienes que crecer.

Monday, October 29, 2007

Otoño optimista




Este año el otoño ha sido suave. Ni ha llovido mucho, ni ha hecho mucho frío.

Las hojas se han mantenido en los árboles mas tiempo que otros años.

Los colores, puede que no hayan sido tan espectaculares, pero ahí están:

Saturday, October 27, 2007

Vedado

“Vedado”

Me fijé detenidamente en las otras piedras tratando de encontrar algún otro mensaje, pero no encontré nada claro. Algunas rayas sin propósito aparente. Nada que pareciera texto.

Regresé a la barraca y me vestí. Los muchachos se burlaban de mí y yo estaba tan confundido que no me molestaba. Era como si no fuera conmigo. Las ideas de lo que había pasado o lo que había soñado la noche anterior no me dejaban concentrarme en las cosas de hoy.

Llamaron al matutino y fuimos a reunirnos en el patio. La letanía de siempre. Teníamos que hacer de Palmarito el mejor campamento del Municipio. Luego las brigadas salieron con desgano hacia el campo.

Discutimos un poco como sacar aquellas piedras. Por fin concluimos que lo mejor era tapar aquel hueco y abrir otro un poco más lejos.

El otro hueco no ofreció ninguna sorpresa. Al caer la tarde ya estaba terminado y al día siguiente hicimos las paredes al lado y en un par de días más ya funcionaba como baño.

Alli estuvimos como dos semanas y luego nos trasladaron a otro campamento porque a Palmarito iban a dejarlo para la UMAP.

No volví a saber nada del hueco hasta treinta años más tarde. Una soleada mañana de principios de Agosto de 1984 cuando me disponía a salir para el trabajo vi que había un gran barullo de gente en la casa del frente. Crucé el separador central de Vento y fui a ver que pasaba. Yoyi tenía un ataque de nervios. Las niñas estaban llorando y Ramón, en camiseta y chancletas entraba y salía a la casa, pálido como un muerto. Todos estaban aun en pijamas. Un grupo de vecinos trataba inútilmente de ayudar. En la calle había un carro con el motor andando y las puertas abiertas. Habían venido a avisar que Ramoncito había muerto ahogado en una cueva en Palmarito. Me acordé que apenas una semana antes, nos habíamos encontrado en la Plaza durante la movilización por el 26 de Julio y nos habíamos escapado juntos antes de comenzar el desfile. Ya nos habían visto varias gentes y no queríamos aguantar todo el guateque. Además, yo lo había visto a él y él a mí. Por el camino me había contado que estaba estudiando espeleología.

Según explicaba el tipo que vino a dar la mala noticia, hacía como un mes unos reclutas estaban abriendo un refugio contra las armas de exterminio en masa y se había derrumbado el piso debajo de ellos. Habían caído en una cueva y dos de los muchachos murieron. Otros tres quedaron heridos, pero lograron sacarlos. Ramoncito y otros cuatro espeleólogos se habían enterado y habían ido a estudiar la cueva. Parece que se habían metido a cruzar una laguna subterránea que había en la cueva y se habían ahogado los cuatro. Solo quedó vivo uno de ellos que se había quedado detrás alumbrando la cueva con una linterna.

El pobre muchacho estaba todo traumatizado por la tragedia. No hacia mas que decir que los compañeros gritaban desesperados resbalando en el fango, en medio de una peste horrible y gritando que los gusanos se los estaban comiendo vivos.

¡Pobre muchacho!

Friday, October 26, 2007

El hueco

Había salido para ir a al baño. Bueno, a lo que se suponía iba a ser el baño cuando estuviera terminado. En realidad aun no había baño, pero aunque aún no tuviera paredes, sería mejor que orinar donde quiera. No se podía vivir como los animales aunque estuviéramos en campaña.

Me había costado trabajo encontrar el camino, porque aún no conocía bien el lugar. Habíamos llegado la tarde anterior cuando ya estaba oscureciendo y hoy nos habíamos pasado casi todo el día armando el campamento.

Yo había estado abriendo el hueco para la fosa con un grupo de los más fuertes. Era un trabajo duro. Un hueco de cuatro por cuatro metros y profundo como para tapar al más alto de nosotros no era trabajo para fiñes. Cuando llevábamos como un metro de profundidad tropezamos con una piedra. Limpiamos alrededor de la piedra con la esperanza de que fuera pequeña y con la sospecha de que estábamos equivocados. La esperanza a menudo promete más de lo que puede cumplir. Escarbamos todo el fondo del hueco y dejamos descubierto un piso de grandes bloques de unos 50 por 80 centímetros. ¿Que hacían allí? Supusimos que sería el piso de un antiguo ingenio o un barracón de esclavos. Alguien fue a preguntar a los guajiros de las casas vecinas y todos se encogían de hombros: ¡Queseyó! Nunca habían oído hablar de ingenios o barracones por allí. En un lugar tan llano como Camaguey, no era lógico que hubieran hecho el piso un metro por debajo del nivel del suelo. ¿Un sótano? Aun hoy, 40 años mas tarde, no tengo una explicación aceptable. A nadie se le ocurrió pensar en el valor arqueológico potencial del descubrimiento. Ni siquiera sabíamos lo que era la arqueología. Además, estábamos cansados y hambrientos. Por ultimo empezó a llover y nos fuimos a descansar.

Esa noche cuando me levanté para ir a orinar, no me acordaba exactamente donde estaba el hueco. Debía ser por allí cerca. La noche estaba oscura y el cielo muy nublado. El campamento estaba completamente apagado. Di unos pasos más, resbalé y me caí en el hueco lleno de fango. ¿Fango? Al principio me pareció que era fango, pero había una peste tan desagradable como si hubiera caído en una letrina. El fondo no era duro como yo esperaba, sino un amasijo de piedras, palos, fango y un agua pestilente. Sentí que iba hundiéndome poco a poco. Me enderecé lo más rápido que pude y traté de salir de allí, pero resbalaba y los pies se hundían más y más. La peste era insoportable y me hundía rápidamente. Para colmo de males empezó a llover. El agua caía a chorros. Rodaba por el borde del hueco. Me extrañó que el agua no estuviera fría. Más bien, estaba bastante caliente y espesa. Y aquella peste. Y aquellas cosas gelatinosas flotando en el agua apestosa. En un instante en que dejé de patalear me pareció que había como unos renacuajos que me picoteaban las piernas. O gusanos. Sentí un miedo horrible y la ola de adrenalina se desparramó por el vientre hacia abajo buscando una salida que no encontró. Sentía los latidos en todo el cuerpo como si el corazón bombeara en alta voz. Traté de agarrarme a la idea de que era una pesadilla ya que los bordes del hueco resbalaban como jabón. Tampoco logré agarrarme. Estaba bien despierto. Hasta ese momento. Entonces perdí el conocimiento o la noción del tiempo. No sé como fui a parar a mi hamaca. Cuando me despertó el “De pie!” yo estaba lleno de fango, mierda y sangre y con una peste insoportable. Salí ante la mirada incongruente de los que me rodeaban en silencio y fui a lavarme. El hueco tenía un charquito de agua limpia en el fondo y las piedras estaban limpiecitas. En una de ellas había una sola palabra grabada con letras finas que no habíamos visto ayer.

Algodar.

Thursday, October 25, 2007

¿Donde estaría Cuba?

¿Donde estaría Cuba si no hubiera sido por la Revolución del 59?

En el mismo lugar que está ahora. Geográficamente.

Muchísimo mejor económicamente. No creo que haya nadie que lo dude. Aunque seguro que va a haber algunos que me repitan la letanía que ya sabemos. Pero todo el mundo está claro que estaríamos muchísimo mejor económicamente.

Muy probablemente no tendríamos tantos médicos ni profesionales.

No tendríamos un movimiento deportivo tan fuerte.

La mayor parte de la población del planeta nunca habría oído el nombre de Cuba.

No creo que estaríamos libres del desgobierno ni de la corrupción.

Habría una prostitución rampante y la droga estaría “a patá” por la calle.

Habría una mayor diferencia entre ciudad y campo y entre pobres y ricos, pero habría una clase media considerable.

La inmensa mayoría de la población viviría mejor.

En Miami no se hablaría español.

No habría refugiados cubanos regados por todo el mundo.

¿Alguien quiere decirme que me equivoco en alguna de esas predicciones?

¿Es que vale la pena?

Doblones fernandinos.

Aquí les pongo a su consideración una pequeña muestra de mis monedas:













Tuesday, October 23, 2007

Mitos.

En Cuba vivíamos profundamente desinformados sobre la vida en los países capitalistas.

Vivíamos creyéndonos los mitos que nos enseñaban.

Rafaelito, por ejemplo, cuando llegó a Montreal y se instaló en un flamante barrio donde los negros andaban en grandes carros brillantes, no entendía nada.

¿Es que todos estos negros son los choferes?

¿Y como es que los dejan llevarse los carros para su casa?

Pero los negros no iban a trabajar. Se pasaban el día bobeando en la calle. Salían un ratico pero regresaban enseguida. Siempre en grupos de tres o cuatro. Bien vestidos. Tomando cerveza en la calle... masticando chiclets...

Mucho trabajo le costó entender que esos negros eran desempleados y vivían del Welfare, que los carros brillantes eran cacharros de hace 10 años y que estábamos en el barrio mas malo de Montreal.

Luego cuando él mismo se compró un cacharro similar y vio que podía moverse libremente por todo el país, empezó a entender algunas cosas.

Un día descubrió uno de esos lugares de sueño al borde del río. Pasó en la maquina y no se atrevió a bajarse. Obviamente tenia que ser un club exclusivo para ricos. El no podría ni atreverse a entrar allí. Yates atracados en el rió, restaurantes de lujo, unos parques increíbles con pistas de bicicletas y patines a dos ruedas. No. Eso tenía que ser para los millonarios. Un día una amiga le dijo que la entrada era libre lo convenció para ir a tomarse un refresco. El estaba seguro que le iba a costar una fortuna si lo dejaban entrar. Además, se iba a sentir humillado ante el portero. Pero no podía decirle que no a la amiguita. Allá fueron. No había portero. Los refrescos costaron un par de pesos. Todo el mundo podía entrar, incluso los pobre. No costaba nada. Más bien ese parque era fundamentalmente para los pobres.

Algo no cuadraba...

Un día consiguió un trabajo. Le pagaban a 10 dólares la hora. No diez dólares el mes: A diez dólares la hora. No podía imaginarse como ese hijeputa capitalista podía explotarlo pagándole ese salariazo. ¿Y la plusvalía...?

Luego comprendió que lo estaban esquilmando cuando vio que otros trabajos similares pagaban 30 dólares la hora. No entendía nada.

Un día fue a una entrevista para otro trabajo y decidió que no se dejaría explotar más. Pidió 30 000 dólares al año. El dueño dudó. Rafaelito estuvo a punto de decir que 25, pero el dueño no lo dejó.

-El puesto que tú vas a ocupar tiene un salario mínimo de 40 000.

Rafaelito estuvo a punto de echarse a llorar.

Un día vio un recorte de periódico en el mural de la cafetería. El dueño había acabado de donar 1 millón y medio de dólares a una universidad.

Rafaelito no entendía nada.

Ese tipo era un despiadado capitalista explotador...

Monday, October 22, 2007

Hinojosa.

Era un sábado lluvioso como todos.
¿ Cómo explicarán los meteorólogos que siempre llueve los sábados?
Estábamos allí en aquella misma aula donde yo había dado mis clases de
Química Física por la mañana.
En las esquinas de la pizarra aun podían verse algunos fragmentos de las ecuaciones de Arrhenius y Maxwell-Boltzmann.
Estábamos un poco más cansados que de costumbre. Como siempre.
Había un calor pegajoso. Como siempre.
Tomás trataba en vano de hacernos entender que había que sancionar a Hinojosa.
- El compañero Hinojosa ha cometido un error imperdonable. No solo se negó a cumplir una misión internacionalista asignada por la revolución, sino que no reconoce su error.
- Pérate un momento chico - Dijo Zenaida - ¿Pero no dicen que eso es voluntario? Yo la verdá que no entiendo porque hay que sancionarlo.
El Hino es un compañero intachable. Jamás ha tenido un problema con sus clases, hace todas sus guardias, participa en todos las reuniones... es un ejemplo en los círculos políticos... ¿Que mas tu quieres chico? ¿Hasta dónde vamos a llevarlo? Ya bastante tiene con que le hayan quitado el carné de la juventú. ¿No?
Otros murmuraban bajito aunque no se atrevían a decir las cosas como Zenaida.
Tomás no cedía. Seguía repitiendo su convincente argumento una y otra vez: Había fallado. Una debilidad ideológica. Tenia que haber dado el paso al frente. Tenia que reconocer su error.
Hinojosa trató tres o cuatro veces de hablar. No lo dejaron. Jesús el de la ujotacé lo mandó a callar violentamente:
- Aquí tu no tienes nada que decir. Esto es una asamblea para discutir tu caso con los trabajadores.
El negro Tomás hizo como para tocar a Jesús por el codo, luego dudó un momento como tratando de acordarse de algo. Finalmente aclaró:
- Bueno Jesús, él va a tener la posibilidad de hablar al final.
- Pues yo no estoy de acuerdo - Dijo Jesús. En un final él no es más que un traidor y no tiene nada que hablar aquí. Esto es una asamblea de trabajadores revolucionarios.
El negro dudó otro poco pero finalmente dijo con decisión:
- Jesús: está bueno ya. El compañero Hinojosa va a hablar después. Son las orientaciones que tenemos. Tenemos que darle la oportunidad de que rectifique su error.
Una mosca se posó en la frente del negro. Una 91 frenó escandalosamente afuera en la Quinta Avenida. Todos aprovechamos el lapso para tragar.
Ramón levantó la mano desde el fondo del aula. Tomás trató de no verlo. Zenaida aprovechó para rematar:
-Mira chico, porque no le das la palabra al Mongo que estuvo en Angola y sabe bien como es eso. Déjalo que él te cuente...
Tomás dio la palabra a Ramón de mala gana. Tenía miedo que fuera a meter la pata. Es cierto que había estado en Angola, pero precisamente por eso, hubiera preferido evitar sus comentarios.
-Bueno, está bien Ramón, pero ve concreto al tema que nos interesa: El compañero Hinojosa tuvo una debilidad y tiene que reconocer que falló...
Ramón se levantó con indecisión. No estaba seguro que lo que iba a decir sirviera de nada, pero creía que debía decirlo:
-Caballero. Yo entiendo que nojotro tenemo el debel de ayudal a loselmano angolano. Pero la cosa allá está del caraj...
-Está bien Ramón, siéntate... -Dijo Tomás. - Ya tu distes tu opinión.
No... es que yo quería decir que...
- Siéntate Ramón... ¿Quien más quiere opinar?
Y Ramón se sentó tímidamente. No recuerdo quien mas habló, pero nadie dijo nada en realidad.
Al final le tocó el turno a Hinojosa.
Trató de defender su punto de vista: No entiende porque los cubanos tenemos que ir a Angola. Eso es allá lejos. África. Lo de nosotros es aquí en Cuba.
No entiende porqué tiene que ser obligado. El que quiera ser héroe que vaya, pero él no es héroe. El es maestro. De Química. Ni siquiera de Historia o de Economía Política.
Tomás repitió un par de veces más su argumento convincente: El compañero Hinojosa falló.
Finalmente como a las seis de la tarde, Tomás sacó una carta de su carpeta y la leyó.
... el compañero Hinojosa debía ser separado de su puesto de maestro.
Teniendo en cuenta su destacado historial revolucionario, se le daría una oportunidad de continuar en el centro en otras funciones que se le asignarían posteriormente.
A mi se me hizo un nudo en la garganta. No era tanto que me daba pena con Hinojosa. Me daba pena conmigo mismo que no había tenido el valor de pararme y decir lo que pensaba como había hecho él. Traté de consolarme con la idea de que de nada hubiera servido y me hubiera metido en un lío yo también.
Cuando nos encontramos allá en la cátedra mientras recogíamos las cosas para irnos, le dije:
- Hino, lo siento asere...
Me miró comprensivamente y me dijo:
- Yo te entiendo asere. No se puede hacer nada. No te quemes.

Afuera seguía lloviendo como todos los sábados.

Friday, October 19, 2007

Billetes de Cuba

Tengo una pequeña coleccion de billetes y monedas de Cuba.
Creen que vale la pena postearlos?
Saben de algun sitio donde haya una coleccion buena?
Aqui tienen una muestra:




Saludos

Tuesday, October 16, 2007

Nancy

Era el 6 de Octubre de 1973. La Quinta avenida estaba bien iluminada por la luna llena. Diecisiete A se iba para allá arriba como si no quisiera saber nada del bullicio de los muchachos que salían de la biblioteca. Algunas parejitas se escurrían discretamente rumbo al campo deportivo.

Yo había terminado de trabajar y me iba para casa cuando llegó Nancy con sus libretas en la mano. Me sonrió con picardía y me preguntó si podía explicarle las reacciones redox. Tenía examen mañana y no había podido estudiar. Había faltado a muchas clases porque estaba en competencias. No era tan tarde na. Podía repasarle una media hora. Fuimos para el laboratorio y le expliqué lo mejor que pude. Primero había que analizar los números de oxidación y luego balancear las semiecuaciones, a continuación había que intercambiar los coeficientes, etc. Era fácil.

Ella era inteligente y bonita. Además era buenísima en la esgrima. Era campeona nacional.

Aprendió rápido a encontrar quien se oxida y quien se reduce. Luego hicimos unos cuantos ejercicios. Como a las once ya habíamos terminado la Química y dejamos a un lado los electrones para pasar a temas más humanos. Hablaba fácil. Parecía no tener secretos. Me hablo de su infancia en Pinar del Río. Me contó sus aspiraciones. Quería estudiar, tener hijos, trabajar y pasear mucho. Sin dejar la esgrima.

Tres años más tarde el avión en que iba se estrelló contra el mar a la salida de Barbados.

Alguien que no comprendía que ni ella ni yo estábamos en guerra, puso una bomba para combatir el comunismo. Y nos destrozó la vida.

Pero yo aprendí que el odio ni combate al comunismo ni lo fortalece.

Solo nos daña a nosotros.

Friday, October 12, 2007

El jorobao.

Tiró la tabla que había recién cortado para la pila.

-¿Por qué la botas? -Le pregunté

-No sirve. Está jorobá.

El no era un tipo de detalles. Era un carpintero un poco chapucero. Por eso me sorprendió un poco que no le gustara la tabla jorobada.

-Pon esa misma. De todas formas es solo una jaula para un par de meses. Luego se acaba el experimento y nos vamos a comer los conejos.

-“La calidad es el respeto al pueblo” como decía El Che. –Me dijo.

Esto si me dejó desconcertado. El jorobao era gusano declarado. Se pasaba la vida criticando y no participaba en nada. Pensé que era una ironía, pero no. Empezó a contarme de cuando conoció al Che en el Ministerio de Industrias.

-Ese si era un revolucionario de verdad. No la pila de descara’os que andan por ahí viviendo del cuento. – Y apuntó para la Dirección. Claro que se refería al director y otros dirigentes del Instituto.

-El Che era el ministro y trabajaba mas duro que todos los demás. –Siguió hablando animado. Paro la sierra y mirando para el techo, continuó recordando:

-Yo llegaba a las 5 de la mañana y ponía a hacer el café. A los pocos minutos llegaba el Che a tomar el café conmigo. Encendía su pipa y se ponía a preguntarme cosas y a explicarme los problemas del trabajo. Como si yo fuera un viceministro. Yo nunca he oído que un Ministro se relacione así con un obrero. No tenía una taza elegante. Tomaba el café en una latica de leche condensada. Era muy humilde y buena gente. A veces venía con alguno de sus hombres, pero la mayoría del tiempo venía él solo. Todo el mundo lo quería y lo respetaba porque era un revolucionario de verdad.

Volvió a encender la sierra y siguió trabajando.

No dijo nada más.

Yo tampoco dije nada.

No conocí al Che. No se si es cierto o no lo que dijo, pero no creo que haya inventado nada. El jorobao no era un tipo de cuentos.