Había salido para ir a al baño. Bueno, a lo que se suponía iba a ser el baño cuando estuviera terminado. En realidad aun no había baño, pero aunque aún no tuviera paredes, sería mejor que orinar donde quiera. No se podía vivir como los animales aunque estuviéramos en campaña.
Me había costado trabajo encontrar el camino, porque aún no conocía bien el lugar. Habíamos llegado la tarde anterior cuando ya estaba oscureciendo y hoy nos habíamos pasado casi todo el día armando el campamento.
Yo había estado abriendo el hueco para la fosa con un grupo de los más fuertes. Era un trabajo duro. Un hueco de cuatro por cuatro metros y profundo como para tapar al más alto de nosotros no era trabajo para fiñes. Cuando llevábamos como un metro de profundidad tropezamos con una piedra. Limpiamos alrededor de la piedra con la esperanza de que fuera pequeña y con la sospecha de que estábamos equivocados. La esperanza a menudo promete más de lo que puede cumplir. Escarbamos todo el fondo del hueco y dejamos descubierto un piso de grandes bloques de unos 50 por 80 centímetros. ¿Que hacían allí? Supusimos que sería el piso de un antiguo ingenio o un barracón de esclavos. Alguien fue a preguntar a los guajiros de las casas vecinas y todos se encogían de hombros: ¡Queseyó! Nunca habían oído hablar de ingenios o barracones por allí. En un lugar tan llano como Camaguey, no era lógico que hubieran hecho el piso un metro por debajo del nivel del suelo. ¿Un sótano? Aun hoy, 40 años mas tarde, no tengo una explicación aceptable. A nadie se le ocurrió pensar en el valor arqueológico potencial del descubrimiento. Ni siquiera sabíamos lo que era la arqueología. Además, estábamos cansados y hambrientos. Por ultimo empezó a llover y nos fuimos a descansar.
Esa noche cuando me levanté para ir a orinar, no me acordaba exactamente donde estaba el hueco. Debía ser por allí cerca. La noche estaba oscura y el cielo muy nublado. El campamento estaba completamente apagado. Di unos pasos más, resbalé y me caí en el hueco lleno de fango. ¿Fango? Al principio me pareció que era fango, pero había una peste tan desagradable como si hubiera caído en una letrina. El fondo no era duro como yo esperaba, sino un amasijo de piedras, palos, fango y un agua pestilente. Sentí que iba hundiéndome poco a poco. Me enderecé lo más rápido que pude y traté de salir de allí, pero resbalaba y los pies se hundían más y más. La peste era insoportable y me hundía rápidamente. Para colmo de males empezó a llover. El agua caía a chorros. Rodaba por el borde del hueco. Me extrañó que el agua no estuviera fría. Más bien, estaba bastante caliente y espesa. Y aquella peste. Y aquellas cosas gelatinosas flotando en el agua apestosa. En un instante en que dejé de patalear me pareció que había como unos renacuajos que me picoteaban las piernas. O gusanos. Sentí un miedo horrible y la ola de adrenalina se desparramó por el vientre hacia abajo buscando una salida que no encontró. Sentía los latidos en todo el cuerpo como si el corazón bombeara en alta voz. Traté de agarrarme a la idea de que era una pesadilla ya que los bordes del hueco resbalaban como jabón. Tampoco logré agarrarme. Estaba bien despierto. Hasta ese momento. Entonces perdí el conocimiento o la noción del tiempo. No sé como fui a parar a mi hamaca. Cuando me despertó el “De pie!” yo estaba lleno de fango, mierda y sangre y con una peste insoportable. Salí ante la mirada incongruente de los que me rodeaban en silencio y fui a lavarme. El hueco tenía un charquito de agua limpia en el fondo y las piedras estaban limpiecitas. En una de ellas había una sola palabra grabada con letras finas que no habíamos visto ayer.
Algodar.
...perate, perate... lo vas a dejar así?
ReplyDelete(Muy bueno!)
No. Eso sigue.
ReplyDeleteDejame coger aire y luego voy otra vez a la carga...
Saludos,
que decia la palabra, que palabra era?
ReplyDelete"Vedado" en el sentido de prohibido, reservado... Es el titulo de la segunda parte.
ReplyDelete¿Bueno y donde te caiste tú?
ReplyDeleteYoyo:
ReplyDeleteEl descubrimiento del hueco fue tal como lo cuento aqui. Solo que nadie se cayó.
El joven espeleólogo que murio ahogado en una cueva tambien es cierto, pero fue en el norte de la habana o matanzas.
La idea de esta historia (la cueva debajo del hueco) se me ocurrió hace 40 años. Tenía algunas notas y ahora lo terminé, immediatamente después de leer tu historia "No juegues con los santos"
Gracias por tu visita.