Hoy fuimos a buscar caramelos.
Es Halloween.
La gente se disfraza y sale en manadas a la calle con un cubito o una jaba a pedir caramelos de casa en casa. Mariposas, fantasmas, esqueletos, spidermans, piratas del caribe, osos, perros de peluche y perros de verdad que los niños arrastran con cordelitos de colores. Algunas niñas gordas disfrazadas de niñas gordas con batas de niña.
Muchos van en maquinas. Los niños y los adultos más osados se bajan en la esquina y van caminando de casa en casa hasta la otra esquina. Los carros van escurriéndose entre la gente que se desparrama por las calles y los jardines. En este pueblo apenas hay aceras y donde hay aceras no dan caramelos. Apenas se podía avanzar por las calles.
Las casas están decoradas con fantasmas, telarañas, muertos, calabazas y luces de colores. Algunos ponen música. Otros ponen grabaciones de aullidos de lobos y otros ruidos similares. Luces estroboscópicas, flashes, humos, pitos, matracas, barritas fosforescentes… fiesta.
Lo que normalmente es un pueblo muerto a esta hora, hoy era un hormiguero.
No todas las casas dan caramelos. El que no quiere participar simplemente apaga la luz del portal y no pone decoraciones, pero creo que la mayoría de la gente disfruta el alboroto. No es una actividad muy lucrativa para los que dan los caramelos. Tienen que gastar dinero en comprar los caramelos y las decoraciones. Solo los niños salen ganando.
Mi hijo regresó a casa con una jaba de caramelos como de cinco libras que le dura hasta el año que viene.
Es otra muestra que rompe el mito de que las sociedades de consumo son despiadadas.
¡Cuanto amor por los niños!
¡Cuánto me gustaría ver esto en Cuba!
una de mis tradiciones favoritas de mi país de origen. Y ni decir de las tiendas especializadas en productos de Halloween, con cadáveres de goma, corazones de plástico que palpitan por un dispositivo electrónico, mostruos que se arrancan la cabeza con sus propias manos cuando les pasas por delante, tumbas de Jack el destripador, mayordomos con grandes ojeras y una joroba que te ofrecen un pedazo de carne en una bandeja... una verdadera corte de los milagros... me encanta
ReplyDeleteHola, a mi la verdad que esta fiesta no me gusta mucho, mejor sería decir nada, pero bueno entiendo que es como los carnavales, la gente se disfraza y lo pasa bien. Y si los niños se divierten pues ¡mejor! Los niños en Cuba tienen una infancia triste, diga lo que diga la propaganda. Saludos!!
ReplyDeleteAqui no es tan morboso como en USA.
ReplyDeleteAl menos en este pueblo es una actividad sana y bonita.
Siempre hay sus pesados y extremistas, pero en general es muy agradable.
Lola, los niños en Cuba tienen una infancia llena de dificultades y carencias, pero no creo que sea triste. Yo creo que los niños siempre son alegres.
Gracias por la visita.