Pero no era lo mismo. Esa intimidad de la casa con su cerca que delimitaba lo propio generaba un ambiente especial.
Ella se sentía feliz, fundamentalmente por él.
Todo el mundo sabe que ellos lo necesitan realmente.
Y mientras él estaba parado allí delante, tambaleante y manipulando aquello con sus dos manos, ella pensó que tenía que eternizar aquel momento. Entonces sintieron el ruido del carro entrando al patio y salieron corriendo los dos.
Ella cogió el palo que el niño había acabado de tirar al piso y fue a preguntarle a su marido:
¿Crees que lo podamos poner de adorno en la pared del cuartico de la lavadora?
Es el primer juguete que el niño tuvo en esta casa y quiero guardarlo de recuerdo…
buena historia AL.
ReplyDeletepasamos para felicitarte.
saludos,
g.a.
FELICIDADES por SAN VELETON AL y FAMILIA. ;)
ReplyDeleteUn cuento con una trampita... muy bueno, no es facil lograr un climax con tan pocas palabras...
ReplyDeleteNo es trampita Medea. Es que necesita un toque de picardia. Podía facilmente haber eliminado eso de "Todo el mundo..." En honor a la verdad está un poco forzado.
ReplyDeleteGracias por la visita y los comentarios.
Saludos,
Al Godar.